22 mayo 2006

Cuando el deseo de saber

no tiene límites. .. felizmente.

6 meses tenía Agus en ésta foto. No pensaba por aquéllos días que fuera a tener un apetito voraz por saberlo todo, ni que resultara a los 6 años una gran lectora, y leyera en 15 días “Cuentos para ir a dormir” (Enid Blyton) de 500 páginas. Más lee, más pregunta: Mami, ¿qué quiere decir perforado?; ¿qué significa desaliento?; ¿la palabra amargo es contrario a dulce?; ¿qué es algo estructurado?

Yo lo venía pensando desde hace tiempo, esta niña tiene que tener un diccionario, con lo que le gusta saber ¡estará entretenida mucho tiempo!. Entonces conseguí uno muy bueno, de “Santillana”, con letras de tamaño normal para sus ojitos y sobretodo que le fuera cómodo para sus manos. Le gustó y esa tarde pasó varias horas buscando palabras.

De pronto, se me planta enfrente y me dice muy seria: Mami, te voy a decir una cosa. El diccionario muy lindo, pero ¿sabes qué? ¡Ahora tengo mas dudas!, porque algunas palabras que leo no las entiendo, y entonces las busco, y leo su significado, pero eso me lleva a otra, y otra, y es de nunca acabar. Lo único que comprendo es que no se puede comprender todo.

Entonces la abrazo y le digo: vas por buen camino amor mío, de eso se trata vivir. Bienvenida. Silvana.