03 marzo 2006

Contamíname, mézclate conmigo...

que bajo mi rama tendrás abrigo".

Mientras aguardo a que termines de hablar por teléfono, me recuerdas lo sencillo de resolver algunas cosas y en lo complicado que lo hacemos todo.

Si la mitad del tiempo en que nos vemos con la persona amada nos dedicamos a pasarle la factura, al cabo del día tendremos pronta la liquidación de la renta. Si la otra mitad, quien te ama, frunce el ceño, y acumula una lista de disgustos, yo personalmente… quiero salir corriendo!

Es parte del diario vivir ejercer la tolerancia, la amabilidad, la comprensión, el compartir los buenos y malos momentos.


Pero también es parte de la vida susurrarte al oído locas pasiones, hacerte todo tipo de propuestas indecentes, que aceptas con cierto esfuerzo. Es cuestión de actitud, pero no lo analizo, tienes razón.

Sin embargo, date cuenta que tu parte racional se contamina de mi lado emocional, y el resultado, yo diría que… no está nada mal.

No obstante, me quedo corta, mentiría si dijera que es suficiente, que si hay amor se sigue navegando; que un elevado nivel de energía positiva es más válido y que todo lo puede, frente a la certeza de quien entiende vivir con los pies sobre la tierra.

Necesito sobredosis de encuentros cariñosos, de complicidades que no quiero perder, de abrazos que me recuerden tu calor y de un corazón optimista cariño mío, que por alguna razón, no te deja ser feliz. Silvana.

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Letra:
Cuéntame el cuento del árbol dáctil de los desiertos, de las mezquitas de tus abuelos. Dame los ritmos de las darbucas y los secretos que hay en los libros que yo no leo. Contamíname, pero no con el humo que asfixia el aire, ven pero sí con tus ojos y con tus bailes, ven pero no con la rabia y los malos sueños, ven pero sí con los labios que anuncian besos. Contamíname, mézclate conmigo que bajo mi rama tendrás abrigo. Cuéntame el cuento de las cadenas que te trajeron, de los tratados y los viajeros. Dame los ritmos de los tambores y los voceros del barrio antiguo y del barrio nuevo. Contamíname. Cuéntame el cuento de los que nunca se descubrieron, del río verde y de los boleros. Dame los ritmos de los buzukis los ojos negros la danza inquieta del hechicero contamíname...