26 febrero 2006

"Quiero ser ...

el rojo del amanecer" .

Me gusta mucho dormir, es muy importante para mi el descanso de la cabeza y el cuerpo. No obstante, he sido desde la infancia una mujer madrugadora. De pequeña, me levantaba muy temprano, me vestía y repasaba la lección en el garage de la casa antes de ir al colegio, mientras mis hermanos recién comenzaban a levantarse. El horario escolar matutino me daba resultados satisfactorios, desde el punto de vista que al terminar las clases a la una de la tarde, el resto del día me quedaba libre y lo aprovechaba enormemente.

Cuando comencé a trabajar, fue por la mañana, siempre madrugando. El momento de ir a dormir era para mi uno de los placeres del día y aún hoy sigue siéndolo. Cerca de los 20 años, descubrí el secreto de ese placer. El descanso traía sueños, a veces pesadillas, que me resultaba fascinante a la mañana siguiente recordarlo, escribirlo y analizarlo.

Claro que para ello, tenía recursos que la terapia me había aportado, y en una suerte de ejercicio al cabo de un tiempo los sueños eran muy reveladores, y comprendí que estaba en mí prestar atención o no, recibirlos en cierta manera como un regalo, una señal, alerta o aviso para ir eligiendo los caminos a seguir.

Los sueños no son los únicos responsables de las posturas o caminos que decido, también lo es mi cuerpo, quien se encarga de pasarme la factura y hacerme reaccionar cuando me niego.

Sueños ... como si de un viaje se tratara. A diferentes sitios, a veces con dificultades, otras no; con días de mucho sol y otros de fuertes tempestades que lo barren todo de un plumazo; con gente que mira, abraza y sonríe, otros que mantienen distancia desconfiando un poco. Algunos de ida y vuelta, otros sin regreso, generando pérdidas. Pero es mi viaje al fin, y tengo la convicción y la fuerza de hacerme cargo … y lo disfruto.
Silvana.

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Letra: El horizonte se perfila oscuro sin opción, dos cuerpos que antes fueron uno rompen esa unión. Dejaron paso a la indiferencia y decepción. Ya sé que era parte de un acuerdo efímero. Quiero ver el rojo del amanecer un nuevo día brillará se llevará la soledad. Quiero ser el rojo del amanecer, el sol de nuevo brillará se llevará la soledad que en mí se quiere instalar. Acuden a mi mente imágenes de ti, de mí. Son tan intensas y reales que me hacen sufrir. No sé cómo consigo soportar la situación de un juego con final previsto entre tú y yo. Quiero ver el rojo del amanecer un nuevo día brillará se llevará la soledad. Quiero ser el rojo del amanecer, el sol de nuevo brillará se llevará la soledad.